Xavi, preocupado por su declive futbolístico y la drástica renovación activada por el Barça, suspiró por un último gran contrato profesional. Flirteó con el fútbol catarí y el estadounidense, pero ningún equipo le puede pagar el elevado sueldo que pactó hace casi dos años con Sandro Rosell. Enredado y desesperado, Xavi quiso negociar un generoso finiquito con el club que preside Josep Maria Bartomeu. Quería que el Barça, como mínimo, le pagara una de las dos temporadas que le quedaban por los servicios prestados, pero Antonio Rossich (director general del Barça) ni se inmutó ante semejante petición.
Este jueves, Xavi regresa al trabajo, tras deslizar el Barça que Bartomeu y Luis Enrique le convencieron para que se quedara. Falso. Xavi es un 'enfermo' del fútbol y el Barça es el equipo en el que ha crecido y triunfado, pero él querría formar parte de un proyecto menos exigente para jugar el máximo número de partidos. El problema es que no le cuadraban los números después de algunas inversiones poco afortunadas y ha optado por seguir un año más en el Camp Nou. Y todos tan contentos.