Toni Freixa, el directivo del FC Barcelona más crítico con la gestión de la junta que lidera Josep Maria Bartomeu, aspira a ser candidato a la presidencia del club en las próximas elecciones, previstas para 2016.
El exportavoz y presidente de la comisión de disciplina del Barça ambiciona la presidencia del club tras perder protagonismo y poder en la junta directiva desde la dimisión de Sandro Rosell y el ascenso de Bartomeu, según han asegurado a Diario Gol fuentes próximas al directivo.
Directivo fiel a Rosell; tensiones con Bartomeu
Freixa, socio del despacho profesional SFFR Abogados, siempre fue un directivo fiel a Rosell; con Bartomeu, en cambio, no tiene una buena sintonía y lidera el sector más crítico con su obra. El abogado cuestiona al presidente y, sobre todo, a Andoni Zubizarreta, director de fútbol que diseña la actual renovación deportiva del primer equipo.
Javier Bordas, presidente del Grupo Costa Este y propietario de locales nocturnos de ocio, es el principal aliado de Freixa. Ambos se encararon con Bartomeu por fichar a Ter Stegen y descartar a Thibaut Courtois, portero del Chelsea que entonces jugaba cedido en el Atlético de Madrid. Bordas aseguró que tenía un acuerdo con el futbolista belga para fichar por el Barça.
Susana Monje, tesorera del Barça, también tiene una buena relación con Freixa.
El despacho de Ángel Segarra
Freixa siempre fue un directivo muy controvertido. Profesionalmente comparte instalaciones y clientes con el despacho de Ángel Segarra, bufete que percibía una cantidad fija por los servicios jurídicos que ofreció al Barça hasta hace unos meses. Segarra rompió con el club después de que el vicepresidente económico, Javier Faus, asegurara que su despacho había validado el fichaje de Neymar. Segarra negó la afirmación de Faus y exigió una rectificación pública que nunca se produjo. El club eliminó el fee que pagaba a su despacho.
La credibilidad de Freixa tocó fondo el pasado invierno, cuando fue acusado de vulnerar el famoso código ético que promovió el expresidente Rosell, al favorecer a un socio suyo. Acorralado, el exportavoz meditó su dimisión pero resistió en el cargo y lideró la corriente más crítica. Según los estatutos del club, un directivo puede cesar de su cargo, pero no puede ser destituido.