El Mundial de Brasil empieza con polémica fuera y dentro del campo

La fiesta del Mundial de Brasil ha empezado a lo grande. Con fiesta, ritmo, alegría, sensaciones carnavalescas, como no podía ser de otro modo, y música de la mano de Jenifer López, como invitada estrella. Sin embargo, las protestas, manifestaciones y mal efecto de los estadios sin terminar marcaron una jornada con más polémicas de las previstas.

La gran decepción se plasmó en la ceremonia de apertura de la Copa del Mundo de la FIFA, donde hubo dos ausencias sonadas. Ni Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, ni Joseph Blatter, su homólogo en la FIFA, hicieron el habitual parlamento de bienvenida. La intervención de ambos corría riesgo de ser boicoteada por el descontento que reina debido a la precaria situación del pueblo brasileño y al despilfarro económico realizado para el evento, que ni siquiera ha servido para terminar las obras.

Heridos en las calles

Los mandamases del Mundial más bochornoso que se recuerda en la faceta organizativa estuvieron a la altura del espectáculo y no dieron la cara. Ello demostró otra de las carencias de la sede escogida y el error mayúsculo de la FIFA en un evento de semejantes dimensiones. Las protestas en las calles no amainaron y terminaron con siete heridos: tres periodistas y cuatro manifestantes.

Más allá de la vorágine fuera del campo, el pueblo brasileño pudo respirar tranquilo después de cantar su himno a capela y ofrecer apoyo incondicional a su equipo. El debut de la canarinha se saldó con una victoria contra Croacia (3-1) en un partido intenso, cuyo resultado no reflejó la realidad del encuentro. Brasil ganó pidiendo la hora, gracias a un gol de penalti que no era y viendo como el árbitro anulaba una jugada a Croacia que habría comportado el empate a dos.

Gran partido de Rakitic

Neymar da Silva fue el gran protagonista de la función. El delantero del Barça marcó el primer gol a pesar del tanto inicial de Croacia (Marcelo, p.p.) y convirtió el penalti en el segundo tiempo para poner a los suyos, al fin, por delante. El gol de Óscar, en el tiempo de descuento, maquilló el gran partido de Modric y, sobre todo, de Rakitic con Croacia, que encerraron a Brasil en su área en los instantes finales sin la suerte necesaria para marcar el empate.

Brasil es la gran favorita en este Mundial por jugar en casa. La presión se evidenció en el partido del debut, no solo en los jugadores, y parece claro que determinará otros partidos más adelante. El sueño de todo Brasil, y probablemente también de la FIFA, está en camino: compensar el Maracanazo de 1950.