Sin Champions, sin Liga y sin alma

Fin. Es tarde para lamentarse de una secuencia de hechos que comenzó en 2010. El Barça ha tirado tres cuartas partes de la temporada en cuatro días. El equipo está eliminado de la Champions, en la Liga ya es tercero y no depende de sí mismo y la falta de orgullo de los jugadores siembra dudas sobre la final de Copa del miércoles ante el Real Madrid. El tropiezo en Granada (1-0) es el resumen perfecto de la temporada del fin de ciclo.

No aprenden del pasado. El equipo que se encontró Gerardo Martino nada tiene que ver con el que formó Pep Guardiola. Andrés Iniesta dijo que la derrota en Los Cármenes es “un paso atrás”. Tan atrás que hay que remontarse a la última temporada de Frank Rijkaard (2007-08) para encontrar una jornada 33 con esta poca cantidad de puntos (78).

La imposición de Martino

El fútbol del equipo que se ha encontrado Martino es una abstracción del que dibujó Pep Guardiola sobre el césped. El Tata es el menos culpable de la situación, pero es el principal señalado y el que antes saltará del barco. Por iniciativa propia o del club. Llegó impuesto por un presidente que ha dimitido por su mala gestión y con el beneplácito de unos futbolistas cansados de la exigencia de ganarlo todo. Fue la solución de emergencia a la nefasta planificación deportiva sustentada en el fichaje de Neymar.

Hace seis años, sin embargo, había un presidente con las cosas claras en materia deportiva que prescindió de Rijkaard para apostar por Pep Guardiola, el hombre que cambió la historia del club. El que lo ganó casi todo. El que consiguió aplausos hasta en la derrota. Y que terminó mal con la junta directiva actual. Ahora, la cúpula del club, encabezada por un presidente no electo, centra los esfuerzos en el nuevo Camp Nou y en no enfadar a Leo Messi, molesto ya con altos cargos de la entidad. Y así conseguirá la llave de las arcas.

El 'caso Messi'

Messi, precisamente, es otro de los señalados. Aunque su caso genera división de opiniones por todo lo que ha dado al barcelonismo. Pero que ahora mismo sólo da cuando quiere. De vez en cuando. Sin él, el equipo es incapaz de generar ocasiones. Juegan todos para Messi.

Más grave es la ausencia de autocrítica. La plantilla, el técnico y los responsables del club intentan vender un mensaje de tranquilidad, de que hacen todo lo posible, de que es la pelota la que no entra. El problema es mucho más profundo. Ni siquiera la conquista de la Copa servirá de salvavidas. Hay que cambiarlo todo de arriba a abajo. Martino será el primer en salir.